Samu Casado: “Mi sueño es triunfar en el Málaga y en La Rosaleda”

El portero del Málaga CF espera triunfar con su equipo
Samu Casado posa con su camiseta. Foto: Miguel Delgado

Samuel Casado Conde, 21 años y portero del Atlético Malagueño (filial del Málaga CF), equipo que actualmente milita en el Grupo IV de 2ª División B. Es natural de Guadix, donde creció y vivió hasta los 13 años; a esa edad tuvo que tomar una dura decisión: abandonar su casa para intentar triunfar en el fútbol ingresando en “La Academia” del Málaga CF. Desde entonces, lleva 8 temporadas en las que ha vivido momentos de todo tipo.

¿Por qué decidiste ser portero?

A mí de pequeño realmente no me gustaba ser portero, pero un día viendo un clásico (Real Madrid-FC Barcelona) vi a Iker Casillas hacer una parada descomunal y desde ese momento le dije a mi padre que quería ser portero. Mi padre me miró extrañado porque nunca me había gustado esa posición, pero meses más tarde ingresé en la Escuela Municipal de Fútbol de Guadix y lo hice como portero.

¿Cómo fue esa primera toma de contacto con la portería?

Fue muy buena y me divertí mucho. También recuerdo que después de uno de los entrenamientos, mi entrenador en aquel entonces, Jesús Samaniego, habló con mi padre y le dijo que me había visto hacer cosas en la portería que no había visto nunca antes en un niño de esa edad.

Después del paso por la Escuela Municipal de Fútbol, se funda en Guadix el CD Sama, un equipo de benjamines y alevines que se nutre de esa generación de jugadores de la ciudad. ¿Qué tal fue esa experiencia de jugar a nivel federado siendo tan pequeño?

Recuerdo muchos nervios, sobre todo en el día del primer partido en el que vencimos por 9-2 al Maracena aquí en Guadix. También tenía mucha ilusión, porque jugaba con gente que ya conocía y éramos todos amigos. Además, en esa temporada el último partido de liga fue frente al Granada y vencimos por 2-1, logrando un histórico ascenso en nuestro primer año como federados.

Después de tres temporadas en el CD Sama, comienzas a jugar en el Ciudad de Granada. ¿Qué supuso para ti ese cambio de aires y el tener que transportarte hasta Granada para entrenar y jugar?

En aquel año, el entrenador de la selección granadina era el mismo que el del Ciudad de Granada y, tras disputar el Campeonato de Andalucía con ellos, me propuso y me insistió en que fuese a jugar allí, puesto que estaba en una categoría superior y podría desarrollar más mis habilidades como portero. Fue un año muy duro, porque era difícil llegar cansado de entrenar y tener que hacer deberes, estudiar, etc. Encima, en ese mismo año, me coincidió ir a entrenar con la selección andaluza, la selección granadina y con la UD Almería para preparar el Trofeo de Brunete. Quizás fue mucho estrés para un niño de 11 años pero, a pesar de eso, estuve muy a gusto en el Ciudad de Granada, donde pasé una temporada y también coincidí con mi amigo Paquillo Medina, que también es de Guadix y es con el que más relación tuve en el equipo.

Esa temporada coincidió que el primer equipo de la UD Almería ascendió a Primera División y, por lo tanto, tenía que mandar a su equipo alevín al Campeonato Nacional de Fútbol 7 Alevín (conocido coloquialmente como Torneo de Brunete). Sin embargo, el conjunto almeriense  aún no tenía definidas sus categorías inferiores e hizo una selección de jugadores de la zona oriental de Andalucía para dicho torneo. El portero de aquel equipo era Samu Casado. ¿Cómo afrontaste el reto?

Cuando me llamaron fue bastante satisfactorio, no todos los días te llama una cantera de un equipo profesional y te dice que vas a ir con ellos a un torneo nacional de tanto prestigio. Me lo tomé también como una responsabilidad y una oportunidad, ya que éste se iba a retransmitir por medios de comunicación como Canal + o Cuatro. Creo que ese torneo supuso un punto de inflexión en mi carrera y realmente comencé a pensar en que podía llegar a hacer grandes cosas como portero. En cuanto a lo futbolístico, fue un campeonato increíble, probablemente, de los momentos más felices que he tenido en mi vida. Tras un gran torneo, llegamos a la final que perdimos frente al Barça por 2-1. A pesar de la derrota, me dieron el premio a mejor portero y a partir de ahí la cosa cambió para bien.

En ese torneo estaba de comentarista un prestigioso portero y un histórico de nuestro fútbol como Santiago Cañizares que, al finalizar el partido, te dedicó unas palabras en directo. ¿Qué recuerdas de aquello?

Recuerdo que estaba llorando porque nos metieron el 2-1 en el último minuto y vino hacia mí Ricardo Reyes, periodista de Deportes Cuatro, diciéndome que alguien quería hablar conmigo. Al ponerme el pinganillo, Santi Cañizares me consoló y me dijo que creía que iba a ser el mejor portero del torneo y, que si mantenía las condiciones que tenía, iba a llegar a ser un portero de Primera División. Además, me dijo que me quedaban muchas finales por ganar y otras tantas por perder.

Después de este torneo, el Almería crea sus categorías inferiores y deciden contar contigo para jugar en infantiles. ¿Cómo fue el paso de Fútbol 7 a Fútbol 11 y tu etapa en Almería?

Esa temporada comencé jugando en el Infantil B porque era de primer año, sin embargo, un mes después de comenzar, deciden subirme al Infantil A en categoría autonómica. Fue muy difícil, ya que me costó un poco adaptarme a las nuevas medidas de la portería y, al ser de primer año, no tuve mucha participación. Ese mismo año jugué con mis compañeros del Infantil B el Torneo de Fútbol Internacional en Maspalomas, donde caímos en cuartos de final frente al Valencia de un tal Carlos Soler (actual jugador del Valencia CF) que nos metió un hat trick. En mi segundo año en Almería, tuve una temporada muy buena, jugué mucho y solo encajé 13 goles durante la temporada. A pesar de esto, después de haber jugado durante la temporada y las semifinales del campeonato de Andalucía, el míster me dejó en el banquillo para la final, una final que a la postre perdimos 4-3 frente al Málaga CF.

Durante el verano posterior tomas una de las decisiones más difíciles de tu vida, dejar tu casa e irte a vivir a Málaga para recalar en “La Academia”. ¿Cómo lo viviste?

Firmar por el Málaga es lo mejor que he hecho en mi vida, era un gran reto para mí el llegar a la ciudad e irme a vivir a una residencia de futbolistas. El primer año la verdad es que fue un poco complicado en cuanto a lo emocional, alejarme de mis padres, de mi familia y de mis amigos fue algo demasiado duro. Una de las personas que más me ayudó y al que estaré eternamente agradecido es Manel Casanova, que en paz descanse, puesto que fue la persona que hizo que yo estuviera en el Málaga y apostó mucho por mí. En lo deportivo fue un año muy bueno, siendo cadete de primer año me subieron al cadete autonómico y fui titular, jugando muchos partidos. El segundo año también lo recuerdo con mucho cariño, lo ganamos todo con Andrés Carrasco como entrenador y con la generación del año 1997 con grandísimos jugadores como Ontiveros, Brahim Díaz, Kuki, Arturo…

En tu primer año como juvenil, el club te hace tu primer contrato profesional, ¿crees que fue el comienzo de tu verdadera carrera como futbolista?

Sí. El hecho de que me hicieran un contrato profesional con tan sólo 16 o 17 años lo tomé como una responsabilidad y como un reto. Ese año jugué en el CD San Félix (equipo que mantiene un convenio con el Málaga CF) en Liga Nacional y, siendo todos de primer año, ascendimos a División de Honor ganando los dos partidos al Málaga CF “B” (equipo juvenil conformado por jugadores de 2º año). Al año siguiente di el salto directamente al juvenil División de Honor. Ese año coincidí con Mario Bazán y Manel Ruano, que apostaron mucho por mí en un año en el que teníamos un gran equipo con gente como Pablo Fornals, Álex Mula, Ontiveros, Luis Muñoz, Iván Rodríguez o Deco; probablemente, este sea el mejor equipo con el que he jugado. En la Copa de Campeones de esa temporada, éramos favoritos pero perdimos el primer partido frente al Rayo Vallecano y caímos eliminados, algo que fue un palo increíble. A final de esa temporada, fui llamado por la selección andaluza sub18.

 

Casado recibió en un torneo la felicitación de Santi Cañizares
Tras su lesión, Samu Casado espera cumplir su sueño de triunfar en La Rosaleda. Foto: Miguel Delgado

En tu último año de juvenil estuviste jugando tanto en el juvenil División de Honor como en el Atlético Malagueño. ¿Qué es lo más bonito que recuerdas de aquella etapa?

Una de las experiencias más bonitas fue el volver a jugar en el Municipal de Guadix frente al Guadix CF con la camiseta del Malagueño, delante de mi familia y mis amigos. En ese partido, comenzamos perdiendo con un gol de penalti que me marcó Ramón Ubric y, después, debutó con el filial En-Nesyri (actual jugador del CD Leganés), marcando un doblete en un partido que acabó 1-3 para nosotros.

Ese mismo año quedáis segundos en División de Honor Juvenil y jugáis la Copa de Campeones como mejor segundo. ¿Cómo viviste aquel acontecimiento?

El primer partido fue muy duro contra el Athletic de Bilbao, tenían un equipazo y eran muy físicos, pasamos por penaltis a semifinales. En semis nos enfrentamos a Las Palmas, un equipo que tenía mucha calidad. Nosotros jugamos un gran partido y recuerdo que hubo un golazo de Ontiveros desde el centro del campo y otro de Luis Muñoz que nos dieron el pase a la final frente al Sevilla.

Final de Copa de Campeones, esa misma mañana te enteras casi sin querer de que tu abuela ha fallecido. ¿Cómo viviste ese momento y de dónde sacaste la fuerza para jugar la final?

Esa mañana del 7 de Mayo de 2016, mi padre me llamó por teléfono y me dijo que mi abuela estaba en una situación delicada pero que no me preocupara y me centrase en el partido. Durante esa mañana me llegaron mensajes y, por gente cercana y familiares, me enteré de que mi abuela había fallecido la madrugada anterior. Mi entrenador Sergio Pellicer lo sabía y estuve hablando con él, me transmitió que si quería podía irme a Guadix a estar con mi abuela y con mi familia en ese momento tan duro. Yo le transmití que me iba a quedar y que me iría con mi abuela justo después de ser campeones de España, también le dije que no se lo comentara a mis compañeros para que no afectase a la concentración del grupo. En lo personal fueron momentos muy difíciles, recuerdo que durante el calentamiento tuve una pequeña crisis de ansiedad por todo lo que me estaba pasando. Al salir al campo dejé de lado todo y me centré en disputar la final. El partido fue muy intenso, llegamos al final del partido con 0-0. En la prórroga, nos meten el 1-0 con un gol que rebotó en un defensa y en la segunda parte de la prórroga, En-Nesyri logró el empate. Llegamos a la tanda de penaltis y ganamos la Copa de Campeones. Durante la tanda, en el primer lanzamiento creo que me ayudó mi abuela, paré el menalti y me crecí;  también detuve el segundo penalti a Alejandro Pozo (actual jugador del Granada CF); y el tercero lo echaron fuera. Fue una sensación muy extraña, de alegría y tristeza en un día que siempre recordaré.

Estas dos últimas temporadas anteriores has tenido dos lesiones graves que te han tenido un tiempo lejos de los terrenos de juego. ¿Cómo crees que te ha afectado eso personalmente y deportivamente?

Después de ganar la Copa de Campeones, hice la pretemporada con el primer equipo, debuté en la gira y jugué 5 partidos con Juande Ramos. Cuando comenzó la temporada, en un entrenamiento con el primer equipo, calculé mal una caída al parar una pelota y me di en el codo con uno de los palos de la portería. Me hice muchísimo daño y al hacerme pruebas me detectaron que tenía rotos los ligamentos. Fue mi primera lesión grave y, después de un tiempo de inactividad, me dijeron que podía conducir; conduciendo, se me salió el codo y los doctores decidieron operarme. Realmente con esta lesión no lo pasé mal, me lo tomé como un accidente que podía pasar del que me iba a recuperar y a volver más fuerte. Reaparecí en Agosto e hice la pretemporada de nuevo con el primer equipo, esta vez con Míchel. Creo que esa pretemporada no me ayudó mucho por el tipo de personas que había en el cuerpo técnico, más tarde, decidieron bajarme al filial. En el filial estaban Manel Ruano y Mario Bazán, que me dieron toda la confianza del mundo a pesar de haber estado 7 meses lesionado. Esa temporada durante la primera vuelta fui el portero menos goleado jugando con el filial y, justo hace un año, fui llamado de nuevo por el primer equipo para entrenar. Haciendo un ejercicio, tuve una mala arrancada y me doblé el tobillo. Tenía un dolor enorme y al hacerme las pruebas se vio que tenía los ligamentos del tobillo rotos. Decidieron operarme y creo que fue una de las peores decisiones que se tomaron. La operación en principio era sencilla pero a los dos días, comencé a sentirme muy mal y con fiebre a causa de la infección que cogí en quirófano. Fue lamentable lo que pasó, ya que a mi compañero de equipo, Santi, le pasó lo mismo. Tuve tres operaciones en quince días, con muchos antibióticos puestos para intentar eliminar la infección. Lo pasé fatal y perdí más de 10 kg. Me dijeron que a lo mejor no podía volver a jugar a fútbol y fueron unos meses muy malos para mí.

Después del calvario de estas dos temporadas anteriores vuelves a disfrutar del fútbol. ¿Cómo está siendo esta temporada para ti?

He trabajado mucho para que el tobillo estuviera bien al 100% y tengo que agradecer a José, fisioterapeuta de Fisalde Guadix, y a todo su equipo de trabajo, la gran labor que han hecho conmigo. Entrené durante el verano para llegar bien a la pretemporada y desde el club me felicitaron porque no esperaban que llegase así. Esta temporada comencé siendo suplente, algo que vi normal puesto que llevaba casi 9 meses parado y tenía delante a mi compañero Kellyan, que es un gran portero. Ahora estoy jugando de nuevo, es una liga nueva, 2ªB, y nos está costando adaptarnos a la categoría pero estoy seguro de que vamos a revertir la situación. En la actualidad, estoy muy contento en Málaga, tengo mi casa y mis amigos allí, llevo 8 años y espero seguir muchos más aquí, ya que mi sueño es poder triunfar en el Málaga CF y en La Rosaleda.

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