Instagram da dislikes a sus likes
No en sentido literal, pues los me gusta de esta red social seguirán ahí, pero no los verás. De poco sirven ya las extensas cadenas de hashtags para rascar likes de no seguidores o métodos menos ortodoxos como la compra de estos.
Bajo la premisa de “queremos que tus seguidores se enfoquen en lo que compartes, no en los likes que consiguen tus publicaciones”, Instagram anunciaba en Twitter la expansión global de su experimento en el que los usuarios seleccionados no pueden ver likes ni visitas a publicaciones que no sean propias.
Australia, Brasil, Canadá, Irlanda, Italia, Japón y Nueva Zelanda fueron las primeras naciones en formar parte del experimento. Además un tweet complementario dejó claro su intención de buscar métodos alternativos para demostrar el valor que los likes habían tenido hasta ahora debido a la importancia de estos para muchos usuarios.
Razón, en la teoría
Acabar con el ego digital de los influencers que se vanaglorian por cada like que supere al resto es el supuesto que fomenta esta acción. Todo ello con el objetivo de eliminar el perjuicio sobre la autoestima y salud mental de sus usuarios que pueden verse gravemente afectadas si no se discierne entre la vida digital y la vida real. Este hecho está íntimamente relacionado con la identidad que se muestra en las redes. Al no dar cabida a una verificación como ocurre en las relaciones en entornos físicos, es factible la falsedad o hipocresía por parte de algunos usuarios que solo se rigen por intereses meramente económicos o de popularidad, los cuales en la mayoría de casos van de la mano.
Hoy en día es más que común que un escándalo de algún instagramer se convierta en noticia por no ser estrictamente afín a su imagen. Este tipo de situaciones es cotidiano en la comunidad de belleza y maquillaje de Youtube, cuyos principales referentes surgen de la viralización o crecimiento en otras redes como Instagram, por aquello de la creación de una marca personal transmedia.
Retirar likes aporta ese ápice de autenticidad. Ya no consiste en hacer una publicación que personalmente no sea de agrado, pero sí de aceptación social. La iniciativa pretende que se hagan estas publicaciones independientemente de su impacto en la comunidad, solo bajo el criterio personal del usuario. Por otro lado, los comentarios, que hasta ahora se consideraban en segundo plano, formarían un sistema de retroalimentación más efectivo que los likes. En un mundo tan acelerado, ¿quién tiene tiempo para escribir un comentario cuando con un par de toques ya demuestra interés en una publicación?
Razón, en la práctica
Hablando en plata, o mejor dicho en oro, el dinero es uno de los aspectos más influyentes en casi cualquier tema al hablar de compañías. La medida es cuanto menos preocupante a nivel económico. Una de las mayores empresas del mundo no tomaría decisión de tal calibre sin prever el impacto en su economía. Recordemos que en 2012 Instagram fue comprado por 1.000 millones por Facebook, cuya capitalización bursátil, es decir, valor de la totalidad de acciones en bolsa ronda los 470.000 millones de dólares.
Hasta ahora la mecánica era sencilla. Una marca contactaba con un instagramer cuyos valores son afines a dicha marca para promocionarla y atraer a nuevo público o afianzar al ya existente. El estudio de la marca para aspectos como a quién escoger para la colaboración, el impacto que dicha persona tiene o cuánto ha de pagarle se hacía en base a los likes y seguidores. Hasta ahí todo bien, pues aunque sea un sistema novedoso no concebible para todo el mundo, no deja de ser un negocio rentable. El problema viene dado por la perversión de las estadísticas. La compra de likes y seguidores es un hecho y ha constituido un mercado como tal. Los usuarios pueden comprar seguidores y likes pagando una cifra mínima comparada con la que pueden ganar cuando una marca los contacte.
Ahora que están, pero no se ven, cambia su valor. Ya no es un número con el que presumir ante el mundo y ganar dinero, ahora solo el propio instagramer sabe cual es la repercusión de sus publicaciones y solo le sirve de cara a las marcas con las que colabore. Por tanto no hay likes falsos y todo aquel que exista debe ser fruto de un trabajo más elaborado y real. Esto se traduce en mayor esfuerzo para beneficios de los que aún no se es consciente de si van a ser mejores o no.
De ahí la preocupación de tantos usuarios cuyo sustento se basaba en las colaboraciones con marcas. Mucho más acentuado tras los resultados de un estudio de la empresa HypeAuditor. Su campo de estudio agrupa por número de seguidores a las cuentas. La metodología compara entre los países con likes ocultos y Reino Unido, donde se exhibían aún. Los resultados evidencian que existe un menor número de likes, el cual encuentra su mayor cifra en un descenso del 30% de me gustas en Brasil.
¿Qué opinan los grandes influencers?
Las opiniones en un tema tan polémico disciernen. En contra de esta medida se posicionan por ejemplo Cardi B y Nicki Minaj, paradójicamente conocida la tensión entre ambas artistas. La primera, cuyo ascenso a la fama se lo debe a mostrar su impúdica personalidad en Instagram, no considera que los likes sean tan preocupantes por su efecto en la autoestima como los comentarios y su evolución en los últimos años, en referencia a lo dañinos que pueden ser algunos.
La segunda tiene la teoría de que Instagram pretende que los usuarios paguen por tener mayor aparición entre sus seguidores si quieren que las marcas contacten con ellos y ve otra prueba de ello en el cambio de algoritmo que la red social hizo este mismo año cuando las publicaciones cambiaron de orden cronológico a otra disposición bastante compleja y basada en aspectos como temáticas de intereses similares o mayor cómputo de likes.
Kim Kardashian, cuya cuenta personal es una de las más seguidas en Instagram con 153 millones de seguidores ha manifestado su apoyo a la causa. Considera que retirar los likes puede ser beneficioso para cesar la obsesión que mucha gente tiene por ellos.
Aunque es necesario tener en cuenta que la economía personal de Kim no va a correr peligro porque Instagram quite los likes y que su situación privilegiada no es común al resto de los instagramers.
Desde la plataforma se muestran positivos ante el cambio. Al fin y al cabo, existe el dicho popular de que las mejores cosas son las que no se ven. Como los sentimientos, el oxígeno o el wifi.