La incógnita de la Esfinge de Giza
La Gran Esfinge de Giza es uno de los monumentos de la antigüedad más admirados en todo el planeta por su majestuosidad y su grandeza. Se trata de un bloque de roca madre tallado con una altura de 20 metros y con más de 50 metros de longitud. Se sitúa en la necrópolis de Giza, archiconocida por ser el lugar en el que se erigieron las tres pirámides más grandes conservadas: la Gran Pirámide de Khufu (Keops), la de su hijo Kaefra (Kefrén) y la de su nieto Menkaura (Micerinos).
La Esfinge, conocida por los antiguos egipcios como Shesep Ankh (“imagen viviente»), es una representación simbólica de un faraón y tiene un carácter protector. Que el Rey sea representado así no es casual, ya que una esfinge simboliza la fuerza y el vigor del león. Ella incluye elementos representativos propios de un faráon como el tocado de Nemes en la cabeza, el Uraeus y la barba postiza, aunque el inexorable paso del tiempo terminó por arrancar esta última del rostro de nuestra Esfinge, y actualmente se conserva en el Museo Británico de Londres.
La Esfinge de Giza es uno de los mayores atractivos de Egipto, pero también es una de sus mayores incógnitas. Sabemos muy poco de ella, y no podemos concluir con exactitud quién fue el monarca a quien representa. Por su situación en la necrópolis de Giza se supone que debe pertenecer a alguno de los reyes de la IV Dinastía de Egipto, pero… ¿A quién? Su ubicación en Giza nos hace dirigir nuestras sospechas en mayor medida hacia Khufu y hacia su hijo Kaefra. Menkaura, cuyo complejo funerario está lejos de la Esfinge y cuyo poder en vida fue menor que el de sus antecesores, queda prácticamente descartado. En cuanto a Daejra, hijo de Khufu y sucesor legítimo al trono, se hacen algunas conjeturas. Éste faraón decidió erigir su pirámide en Abu Rawash, y se piensa que pudo esculpir la Esfinge para dejar su «granito de arena» en Giza. No obstante, estas suposiciones tienen poco peso con respecto a los dos principales candidatos.
El mayor señalado, y a quienes los investigadores mayormente atribuyen la Esfinge de Giza, es Kaefra. Uno de los principales motivos de esta presunción es que en el Templo del Valle de Kaefra podemos encontrar dos esfinges, a tan solo unos metros de la Gran Esfinge. Además, mirando de frente a la Esfinge, queda justo detrás la pirámide de Kaefra.
Sin embargo, esos no son motivos suficientes para atribuirle la Esfinge a este faraón: por una parte, el encontrar dos esfinges en el Templo del Valle no significa nada, puesto que también pudo aprovecharse del emplazamiento de la Esfinge (suponiendo que ya estuviese construida) para “copiar” a su padre. Por la otra parte, que quede la Pirámide de Kaefra justo detrás de la Esfinge no es motivo suficiente para atribuírsela a él, porque probablemente la Esfinge no fuese construida para verla de frente, sino de perfil, ya que suponemos que el grueso de los antiguos egipcios que pasasen por Giza vendrían de Maadi, y, por lo tanto, verían a la Esfinge de perfil con la Gran Pirámide de Khufu al fondo. Además, la linea que traza la Calzada Real de la Pirámide de Kaefra es poco natural, ya que se dibuja una diagonal que parece estar tratando de esquivar a la Esfinge; por lo tanto, es otro punto a favor de Khufu, pues hace sospechar que la Esfinge ya estuviera construida cuando llegó Kaefra.
Pero lo que es más importante y donde muchos investigadores ponen la clave, es en el propio Templo de la Esfinge, al cual guarda protección. La trascendencia de esto es la similitud del Templo con el nombre que recibe de la pirámide de Khufu: Kh’3 Khufu, lo cual significa «El Horizonte de Khufu». La Esfinge en Egipto está relacionada con Re-Haractes (con Horus y con el Dios solar), y el Templo de la Esfinge de Giza es una representación simbólica del ciclo solar: Khepri (sol del amanecer), Ra (sol en su cénit) y Atum (sol del atardecer), idea en el antiguo Egipto del horizonte.
Como conclusión, podemos observar que hay numerosas teorías, algunas con más sentido y otras con menos, pero que hasta que no encontremos pruebas más fehacientes no podemos confirmar quién fue el Faraón que mandó a construir a la que acabaría convirtiéndose en uno de los iconos más majestuosos de nuestra historia.