Ojalá pudiese devorar los libros
Cuando era niña, la Feria del Libro en Estados Unidos de América se celebraba en el parque de mi barrio y era el evento más mágico. Habitualmente no me permitían tocar nada cuando íbamos de excursión, pero ese día mi madre me dejada agarrar el libro que más me llamara la atención y quedarme cuanto tiempo quisiera en el puesto que me más me interesaba. Ella sabía que iba a cuidar de ellos y siempre me compraba alguno. Devoraba ese libro en uno o dos días y la necesidad de otro llegaba de inmediato.
La XXXIV edición de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Granada se celebró, como cada año junto a la Fuente de las Batallas, una de los lugares más conocidos del centro de la ciudad. Es una buena actividad para encontrar una extensa oferta de libros infantiles y juveniles, títulos de hace unas décadas y, sobre todo, a un precio justo.
Mi visita a la Feria del Libro se convirtió en un recuerdo de esos días con libros y con mi madre. Me recibió un día muy soleado para un nueve de noviembre y poco público. Había puestos de madera cargados de primeras ediciones, libros antiguos, descatalogados, raros y únicos. Librerías de toda Andalucía con una historia detrás y libros más viejos que ellos. La esencia del los libros, acompañada de la nostalgia y el olor de los libros antiguos que no puedes definir. Mi compañera no paraba de olfatear las páginas impresas, intentando describir el olor de las palabras bien escritas.
El resto de visitantes, caminando lentamente, tomaba su tiempo porque si miras bien encuentras algo; viejas revistas de los años 40 y 50 o esos libros enormes con titulares como Colección de Otro Mundos o Historia Universal de la Literatura en letras doradas.
Caminando por los puestos, en un ambiente de felicidad y tranquilidad, intentaba devorar los libros para reencontrarme con aquella sensación de estar en mi habitación y leer toda la noche sin parar.
Ahora, la lectura es algo distinto, igual de mágico pero más pausado. Os recomiendo la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión para el año que viene, ir con la familia o amigos y pasar un día al sol con libros y memorias.