Oyasumi Pun Pun

Escrito por: Óscar Bueno
Creo que no hay obra que me haya marcado más que Oyasumi Pun Pun. No es solo un manga. No se trata de una historia corriente relatada con un par de diálogos sobre cuartillas en blanco y negro con representaciones gráficas que soportan la base narrativa. Es algo único. Un relato, un testimonio que se observa una vez cada mucho tiempo. Pero eso sí, no es una historia para todo el mundo. De hecho, aunque creas que estás preparado para ahondar sobre este infierno nevado, te pilla desprevenido. Abarcar e intentar explicar el pináculo de un colapso de identidad propia coexiste de forma tal como intentar implementar a la gran pantalla una adaptación del mismísimo libro de «La Casa de las Hojas» de Mark Z. Danielewski. No es que sea arduo o afanoso, sino imposible. Su análisis es tan extenso como las distintas interpretaciones del mismo y nuevas deducciones acerca de su trama y/o personajes. Por ello, esta será la primera de una serie de análisis sobre esta obra sin spoilers (por lo menos la primera). Sin más dilación y con esta introducción un tanto tediosa y pretenciosa, os presento Oyasumi Pun Pun.
¿Qué es Oyasumi Pun Pun?
Oyasumi Pun Pun o traducido al español ‘’Buenas Noches Punpun’’ se trata de un manga japonés escrito e ilustrado por Inio Asano. Consta de 13 volúmenes (147 capítulos) y fue publicado por primera vez el 15 de marzo de 2007 por la editorial Shogakukan (en España por Norma Editorial, en México por Panini Editorial y en Argentina por Ivrea) hasta su última publicación el 2 de noviembre de 2013 por la revista Weekly Big Comic Spirits y la suspendida Weekly Young Sunday. Se trata de un seinen que habla tantos temas como estrellas en el firmamento, aunque hay que recalcar como pilares de la trama el drama, una historia casi autobiográfica y muchos aspectos filosóficos y psicológicos. Inio Asano ya había hecho de estas cuestiones su bandera en obras anteriores como El barrio de la luz (2004-2005) , El fin del mundo y antes del anochecer (2008) o Solanin (2005-2006) por lo que el verdadero potencial creativo y dramático se concentrará en esta obra.
En primer lugar, es de notoria curiosidad la fisonomía de cada uno de los tomos ya que son de encuadre simple. Cada uno de ellos tendrá colores distintos aunque no siguiendo un orden concreto respecto a cálidos y fríos sino más a la evolución del esqueleto pseudo-narrativo de la crónica o desarrollo del protagonista de la obra. Comienza con tonos mucho más joviales e infantiles como es el primer tomo de color amarillo. Sin embargo, llegará un punto a partir del tomo cuatro cuando comienza a tornarse en colores más pálidos, pasando por colores confusos como el naranja o un amarillo verdoso chillón casi fosforescente y acabando literalmente con una escala de grises lo cual sirve como incentivo para definir el hado infausto, que aunque solemne, ineludible. Además, sin contar las sobrecubiertas, portada, contraportada y lomo encontramos desde garabatos, fotografías, diálogos del propio tomo o laberintos que soportan el contenido de dicho volumen.
Cabría resaltar que toda la obra sirve como catarsis del autor llegando a ser comparada constantemente con Neon Genesis Evangelion de Hideaki Anno hasta decir basta.
Analizamos a fondo
En este análisis no relacionamos a ambos protagonistas de sus historias correspondientes con los sucesos de susodichas historias y las posibles similitudes que pudiesen compartir. Está considerada como una obra de culto por una gran parte de la comunidad de la animación japonesa alabada hasta tal punto en el que según muchos roza la excelencia. No solo por su historia sino también por el uso de sus planos, dibujos y formas de representar sentimientos y pensamientos de una persona en los momentos más crudos de su vida.
Recurre en su mayoría a planos generales y planos conjuntos mezclando los primeros planos y planos subjetivos. Son ambientaciones y atmósferas retratadas casi como si de nuestros propios ojos se trataran, reverberando el foco y captando la esencia subliminal de los pequeños detalles.
Todos estos lugares, ya sean habitaciones, edificios, calles, campos, construcciones, carreteras, playas o bosques, entre muchos otros, se consiguen a través de fotografías reales retocadas con filtros minuciosos para ilustrar cada píxel de la misma. En base a estas se dibujan los objetos y personajes de la viñeta por encima de la fotografía, casi dando a entender el propio acto de su superposición: los personajes son solo un detalle más del fondo, líneas que opacan la sensación de vacío. Además, la mayoría de estas se hacen desde la lejanía haciendo todo de forma pequeña e insignificante hasta el punto en el que tienes que buscar a los personajes en los dibujos.

Lugares claustrofóbicos
En el caso contrario, también emplea lugares claustrofóbicos, similar a la mente de Pun Pun, no pudiendo escapar de sus pensamientos. Suena deprimente pero, al fin y al cabo, esa es la intención. La calidad de dibujo va más allá de ser sobresaliente y al igual que otros productos similares tira por lo abstracto, desprovisto de certeza y congruente en lo inexplicable. Tiene mucha simbología y existe una ‘’deidad’’ para cada personaje relevante de la trama. Por momentos, el autor tira por las páginas en negro (como anécdotas oscuras en ciertos tomos) con textos grandes en blanco para mostrar monólogos internos a modo de represalia, charlas llenas de impotencia por no llevar las riendas de su propia vida.
La historia recurre mucho a los saltos temporales (algunos un tanto extraños) con una voz en off o mejor dicho ‘’narrador equisciente’’; e incluso un narrador en primera persona (aunque menos común) que sirven para marcar el antes y después de cada una de las etapas de su vida. En este análisis no abordaremos la trama perse, pero si mencionaremos muchos detalles y aspectos de la misma en determinados momentos de su desarrollo que son de notable interés.
Lo que más destaca a esta obra, dando incluso miedo, es la cercanía para mostrar la cotidianidad en cada hoja del manga. ¿Qué tiene de excepcional lo que le ocurre a cualquier persona en su día a día? Y en ese caso, ¿cómo hacerlo sin forzar traspasando las barreras de un drama genérico? No es solo el dibujo ya mencionado sino también los personajes y los valores, inquietudes y aspiraciones que los definen que marcan el rumbo de esta aventura.
El rostro de Pun Pun
Pero, ¿por qué es un pollo? Probablemente sea la razón por la que la gente empezó a leer esta historia: la discordancia entre la creación de una figura tan simple por un autor de gran calibre narrativo. Onodera Pun Pun, al igual que todos sus familiares, se representarán bajo un boceto similar a un pollito. Se nos pinta de forma inocente e infantil pero justo eso es el cebo.
En primer lugar, no tiene ningún papel definitorio en la trama. Es más, el propio autorafirma que él no tenía pensado dibujar el rostro de Pun Pun y su familia desde un principio. Con esto se consigue incrementar el acercamiento con el lector. Este puede llegar a empatizar más con los personajes y esa visión ingenua se disipará desde el primer tomo.
Asano juega con el sentimiento de identidad y percepción de los sentimientos recurriendo a elementos mucho más simples, como pueden ser lágrimas o una línea de las cejas, facilitando su capacidad expresiva. Para concretar, podemos decir que Punpun es un Hato Sabure, es decir, una galleta tradicional de Kamakura (Japón), similar a una paloma Sable. El hecho de que sea algo tan dulce refuerza la carga narrativa.
Evolución del personaje
Los sucesos de la trama corrompen el alma inocente de ese niño, cuya forma (su base) no cambiará durante toda la trama. Ese componente nostálgico le marcará durante más de 10 años pero con ciertas variaciones y evoluciones de su dibujo. Conforme vaya creciendo, la silueta de Punpun será más tenebrosa y deshumanizada aunque irónicamente parezca más persona. De un ave pasa a una figura estilizada con muchos ojos en vertical y luego a una forma casi demonizada con cuernos de toro. En esta primera, cada ojo se relaciona con una persona relevante a su vida con la que ya no tiene vínculo o lo está perdiendo y cómo es una decepción para ellos. Una visión alienada de él mismo, perdiéndose en su propia mirada.
En segundo lugar y finalmente, adoptará su forma definitiva y última, que refleja la carencia de cordura y ausencia total de empatía con el mundo y consigo mismo. Apático e inmoral en su estado más puro. No solo se queda con su forma original sino que en cierto punto de la historia, este se convierte en un tetraedro. Se hace hincapié a través de un evento, ese sentimiento ilógico con enfoque solitario y oscuro dónde no es capaz de encontrar el rumbo de los años anteriores. Posteriormente, se convierte en una pirámide perfecta a modo de evadir los problemas externos y refugiarse dentro de sí mismo, en sus sentimientos y personalidad (cosa que no servirá de nada). Incluso, podríamos hacer alusión a la Santísima Trinidad (los tres puntos del triángulo) y su cada vez menos confianza en su propio dios.
El mensaje que quiere transmitir el autor
Sin embargo, el punto más importante no se basa en el tratamiento de su posible depresión o sentido de la vida y lugar en el mundo. Lo que aborda a la perfección son los detritus de las promesas que nos hacemos. Esas ideas, sueños y/o recuerdos que sabemos que no se van a cumplir y que se esfuman con el paso del tiempo. Da igual cuán grande o pequeña sea, una idea es capaz de corromper hasta el alma más pura y hacer añicos su validez y razón. El autor no quiere que seamos como Punpun, de hecho, quiere que seamos todo lo contrario. Es cierto que recoge ciertas similitudes con la vida de cualquier persona pero las decisiones y acciones de Punpun no son las adecuadas. Aquello que no se cura antes, se extenderá en el futuro como el veneno más mortal.