The Flash, más de lo mismo
The Flash está dirigida por Andy Muschietti, nacido en Buenos Aires, Argentina en 1973. Es conocido por su cortometraje del 2008, Mamá, que luego se convirtió en una película en 2013. Si bien la película tiene un comienzo interesante, a medida que avanza, pierde fuerza y no logra mantener su impulso.
La destacada carrera del director argentino se vio impulsada cuando Warner lo eligió para adaptar la novela de Stephen King, It, que se dividió en dos partes. Esta oportunidad le permitió ganar reconocimiento. Actualmente, ha dado el salto al cine de superhéroes, un género en el que casi todos están involucrados, y será el director de la próxima película de Batman.
La guionista de esta película, Christina Hodson, es responsable de dos spin-offs: Bumblebee y Aves de Presa. El primero pertenece al universo de Transformers, mientras que el segundo es de El Escuadrón Suicida.
Con The Flash, al igual que todas películas de superhéroes, se adentra en el concepto del multiverso, siguiendo el modelo que Marvel ha utilizado. Marvel ha explorado el multiverso de dos formas distintas, lo cual se considera novedoso en la historia del cine.
En Avengers Endgame, los Vengadores viajan al pasado para sumergirse en películas anteriores de su universo cinematográfico. Esto permitió revivir momentos icónicos de las películas con los superhéroes actuales, lo cual resultó emocionante de presenciar. La segunda forma, aún más audaz, es reintroducir personajes de películas anteriores, como se hace en Spider-Man: No Way Home, creando algo nunca antes visto en el cine y dando forma al multiverso cinematográfico. Estos dos conceptos se pueden apreciar en The Flash. No es un modelo original creado por la guionista.
El punto de partida de la película se basa en el cómic Flashpoint. Aunque en términos de argumento no guarda mucha relación, comparten el mismo origen. En el cómic, Flash viaja al pasado con la intención de salvar a su madre, pero este viaje revela la existencia del multiverso. No solo altera el futuro, sino que descubre cambios también en el pasado. En uno de estos cambios, Thomas Wayne, padre de Bruce Wayne, está vivo y se convierte en Batman, mientras que Martha Wayne, la madre de Bruce, se convierte en el Joker. En este universo alternativo, el hijo es quien fallece.
En la película, ocurre algo similar. El punto de partida es el mismo, como se ha mencionado anteriormente. El personaje viaja al pasado y se encuentra con un nuevo universo, que también afecta al futuro, en el que aparece el Batman interpretado por Michael Keaton. Esto significa que el icónico Batman de Tim Burton está presente. Es emocionante verlo, junto con el Batmóvil y escuchar su banda sonora, entre otros aspectos destacados.
La película es visualmente atractiva, pero también se puede considerar como fanservice. El equilibrio que se logra en relación a esto, para satisfacer a los fanáticos de DC, es variable. A veces se excede, otras veces no, y en ocasiones resulta emocionante. De hecho, uno de los elementos que destaca y funciona muy bien, sin tener relación directa con el multiverso conocido, es el personaje de Supergirl, interpretado por la actriz Sasha Calle. Su participación es uno de los puntos más destacados de la película.
Cuando se realiza una película y se incluyen numerosos elementos reconocibles para los fanáticos, puede suceder que la película termine convirtiéndose en una estantería llena de figuritas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que esto no es suficiente, especialmente cuando se trata de una película de más de dos horas que necesita presentar una trama y acción que funcione de manera efectiva y tenga impacto dramático.
El director, en colaboración con los guionistas, ha intentado encontrar un equilibrio en todos estos aspectos, pero en última instancia resulta inestable. Un claro ejemplo de esto es el uso del CGI. Hay momentos en los que se logra un buen resultado, pero también hay otros momentos en los que el CGI resulta espantoso. La película es capaz de ofrecer tanto lo mejor como lo peor dentro del género de superhéroes.
Además, la película se presenta como una comedia. Desde el primer momento, se entrega por completo al género. Sin embargo, esto puede resultar arriesgado, ya que si el humor no te agrada, puede dificultar la conexión con la película. A pesar de tener una duración de casi dos horas y media, solo pude reírme en una ocasión.
Sin embargo, justo cuando parece que la película se va a convertir en una sucesión de chistes, en su punto medio se introduce una parte más dramática. Aunque esta sección no llega a ser totalmente cautivadora, sorprendentemente logra que la película funcione en su conjunto.
En general, la película es caótica. Tiene una lógica interna debido a su conexión con el universo de DC que Zack Snyder inició con El hombre de acero. A pesar de todos los problemas que han surgido a lo largo de los años, es un verdadero milagro que la película exista. Sin embargo, a pesar de ello, no logra funcionar de manera efectiva.
El uso excesivo del CGI y la saturación del género de superhéroes dificultan que el género vuelva a sorprender. Ya resulta abrumador ver secuencias de acción a gran escala. Aunque hay momentos disfrutables, la película cae en muchas trampas nostálgicas. No logra ser decente, equilibrada ni coherente. Resulta un despropósito que solo el público genérico podrá disfrutar.