El lado oscuro de Granada
La fantasía y la magia de Granada no se pueden poner en duda. La ciudad nazarí recoge numerosos rincones en los que perderse y descubrir las maravillas de una localidad diseñada para ser visitada. Sin embargo, la alegría que contagia el sol granadino contrasta con una oscuridad impecable, que envuelve a toda la ciudad en un manto negro que la convierte en un lugar perfecto para el desarrollo de grandes leyendas terroríficas, que pondrían los pelos de punta hasta los más agnósticos al respecto.
Con motivo de la fiesta del miedo por excelencia, que no es otra que la de Halloween, vamos a repasar una serie de leyendas acaecidas en nuestra querida ciudad que ayudarán a entender el misterio de los rincones de un emplazamiento que respira novela por todos sus costados.
“Suerte que no encendiste la luz”
Esta historia se ubica en un piso de estudiantes formado por 4 chicas. Al llegar el viernes, dos de ellas deciden regresar a sus respectivos pueblos para pasar el fin de semana lejos del centro de estudio. Otra, abandona el piso con la idea de dormir en casa de una amiga, dejando a la última totalmente sola en el lugar de los hechos. No obstante, nuestra protagonista olvida el pijama y decide regresar a casa, pero sin encender la luz para no entorpecer el sueño de su compañera. Al día siguiente, al regresar se encontró con la policía, el cuerpo de su amiga sin vida y un mensaje en la pared que decía: «Suerte que no encendiste la luz”.
La no muerte de Lorca
Este relato dictamina que Federico García Lorca, uno de los personajes más reconocidos de la cultura nazarí, no murió fusilado. Según esta leyenda, un panadero encontró a García Lorca con tres disparos, dos en el cuerpo y uno en la cabeza, y lo llevó al convento de San Bartolomé, lugar en el que se recuperó físicamente pero no mentalmente. Con las monjas, Federico vivió hasta su muerte en 1954. No obstante, el panadero no sabía de la importancia del personaje que había socorrido hasta que vio años después un programa del Nodo protagonizado por el poeta granadino, fue entonces cuando terminó de creer su historia.
La bilocación del Hospital Materno Infantil
Este suceso nos hace inevitablemente marcharnos al Hospital Materno Infantil. En dicho centro sanitario, se acababa de producir una operación en la que una madre era intervenida por un tumor. Momentos después al cese de dicha intervención, una joven se aproximaba hasta la ventanilla de información solicitando hablar con el médico sobre el estado de salud de su madre. La recepcionista se puso en contacto con una compañera y envió a la chica escaleras arriba. Sin embargo, al rato la muchacha volvió a aparecer por la ventanilla de información solicitando hablar con el médico. La compañera se excusó diciendo que tenía que atender una urgencia, por lo que se comprometió a atender a la muchacha. Pasados unos minutos nadie apareció. La enfermera llamó a la recepcionista en busca de respuestas, las encontró al estar la chica todavía allí. Para evitar más problemas, la recepcionista encerró a la chica en una sala, esperando la llegada de su compañera pero al abrir de nuevo la puerta nadie había en aquella sala.
Nuestras dos protagonistas restaron importancia al acontecimiento, dándole carácter de broma de mal gusto. Sin embargo, unos días después, al regresar a planta la madre operada, la enfermera decidió hacer una visita a dicha mujer en busca de respuestas. Al llegar a la habitación, se encontró con el padre y uno de sus hijos, además de una foto de la chica custodiando la cama. Con ironía, nuestra protagonista relató lo sucedido con el objetivo de buscar la complicidad de la familia de la bromista. No obstante, el mal humor apareció de repente en el padre y en el hijo al expresar que la niña estaba muerta desde hace dos años en un accidente de tráfico.
Exorcismo en el Albaicín
El Albaicín es un barrio granadino en el que se encuentra uno de los miradores más famosos de la ciudad. Sin embargo, en esta ocasión nada tenía que ver con dicho emplazamiento. El suceso ocurrió el 1 de febrero de 1990, época en la que una chica llamada Encarnación aseguraba llevar el demonio dentro de ella. Era tal la preocupación de la joven, que dos de sus primas, que tenían creencias espiritistas, le recomiendan acudir a un experto conocido como el ‘pastelero’. Encarnación aceptó la cita y acudió a casa del ‘pastelero’. Dicho acto preocupó a su hermana que al solicitar verla, se le denegó el acceso al encontrarse ésta sufriendo la eliminación del demonio. A pesar de la respuesta, la hermana no se dio por vencida y con la ayuda de su padre acudió al rescate de Encarnación, la cual se encontraba en el suelo totalmente magullada y con un charco de sangre alrededor. Finalmente, la protagonista terminó perdiendo la vida al día siguiente en un hospital granadino. La investigación del caso ha dictaminado que la chica solicitó dicho exorcismo y que los participantes de tan horrendo acontecimiento aseguraban que Encarnación expresaba su idea de ser la mujer del demonio y de tener un hijo suyo. Por ello, una aguja cargada de sodio le hizo entrar en un coma irreversible, así como de recibir varias palizas del pastelero para acabar con el hijo del maligno. La justicia se hizo eco de tan inexplicable suceso y condenó a los protagonistas a 5 años de cárcel.