Oyasumi Pun Pun: Parte 2

De regreso a la segunda parte del análisis de este manga. Hay que tener en cuenta que en la primera parte se hizo hincapié en aspectos generales como son el protagonista, la forma de los tomos o el dibujo. En esta ocasión, se abordarán temas que contengan spoilers varios de la trama.

Dioses y filosofías

A partir del primer tomo, los elementos como ‘’dioses’’, ‘’sueños’’ o ‘’revelaciones’’ son bastantes notables. En primer lugar, hay que hablar de las divinidades. Dentro de las figuras divinas se recalca el rostro de un hombre japonés.

Hay gente que dice que se trata del autor de Dragon Ball, Akira Toriyama (pero con pelo afro) o un posible amigo cercano de Asano. Sin embargo, no hay pruebas ni declaraciones del propio autor sobre este planteamiento.

Este será el reflejo de los soliloquios malogrados y hastiados de Pun Pun. Gran parte de sus apariciones sirven para transmitir ‘’paz mental’’ del personaje, viajando a través de la imaginación a lugares idílicos como son planetas aislados o al mismo cosmos, formando parte del plan maestro de su mundo.

No obstante, tras un breve tiempo se rehúsa a dialogar con él, erigiendo dudas foráneas e inconclusas acabando fatalmente en el abandono de su propio dios, burlándose e insultando por el hecho de que piense tanto las cosas.

Conforme Pun Pun crezca, aparecerá menos. Se encontrará cansado y estresado por sus problemas y no podrá recurrir ni siquiera a vías de escape para ‘’tranquilizarse’’. Esa amalgama de pensamientos negativos y oscuros portará el nombre de ‘’Punto Negro’’.

Lo curioso de este ‘’dios’’ es que Punpun para evocarlo tararea una melodía que le enseñó su tío, prácticamente al principio de la historia. Ya lo escuchó antes de una mujer en uno de sus sueños.

Personajes

Yuuichi, en cambio, varía respecto a su representación del mundo. En este caso, se trata de un Beatle (quizás es por temas de gustos o por las semejanzas con el propio artista a nivel personal). Este a diferencia del dios de Punpun, aparece únicamente en los momentos más extremos, ya sea por la ausencia de peso narrativo en la trama. Recurriendo a un médico y diagnosticado con depresión crónica intenta suicidarse un par de veces.

En este sentido, su filosofía se torna a un punto más responsable de las acciones que se toman y a un individualismo afectivo y libre. Será de los pocos personajes que, aún cometiendo errores, encontrará una vía efusiva y serena de su vida.

Por otra parte, sus amigos de la infancia y otros personajes secundarios poseen sus propias deidades. Komatsu, amigo y casi rival de Punpun en la secundaria, adopta una perspectiva más dura de la ‘’ley del más fuerte’’ basado principalmente en la lucha y en la dicotomía de la victoria y la derrota, del fuerte y el débil.

Shimizu con su dios en forma de excremento bajando de una nave ovni, manifiesta una ideología más positivista, ignorante de los sucesos exteriores y pormenorizando las situaciones en las que este se puede encontrar.

En una misma línea, Seki porta una actitud ‘’pasota’’ en la que es totalmente libre de aquello que se le ofrezca y las oportunidades que se le aparezcan. Prácticamente, opta por el conformismo del presente y no se preocupa de los sucesos pasados y futuros, aunque en determinado momento de la trama estos vuelvan en su contra, saliendo a la luz sus verdaderas emociones.

Uno de los arcos más extraños y casi sacados de la manga es el de ‘’Buenas Vibraciones’’. Destacamos al personaje más caótico y peculiarmente atípico de la historia: Pegasus, líder de la secta Cosmo, tiene una visión más alegórica y abstracta del universo y sus eventos. Su filosofía se rige en la calidez del tacto humano y el ser humano, como ser social, pertenec a algo más grande en este mundo.

Es el deber el saber apoyarse y actuar a favor de nuestra fe y voluntad. No obstante, se tergiversa una vez que pone en duda la parte práctica de sus estamentos, vacilando respecto a la lealtad de sus seguidores.

Como se puede observar, hasta el más cuerdo y creyente de sus propias convicciones se escapa de la deconstrucción de la incertidumbre. Wada, un profesor de matemáticas, se mantiene firme, obnubilado en su certeza de los números y la lógica.

En contra de Pegasus, hará lo posible para desmantelar la secta, acogiendo pensamientos negativos una vez que el dios de Punpun aparece en sus ojos. Otros personajes como Sachi, su exmarido, la ex novia de su tío, entre muchos otros, tienen una ideología definida y bien escrita.

Aiko

Qué bonito es enamorarse, ¿no? Si hay algo que hace brillante a Oyasumi Punpun es su capacidad para relatar la relación entre Punpun y Aiko. No sólo sale de esa historia romántica tan reiterada y apostar por una tragicomedia, sino que rompe con las reglas de su propio universo.

Desde el principio, es más que obvio la presentación de Aiko en la clase como esa waifu con la que el protagonista se enamorará y vivirán felices y comerán perdices. Pero, Asano es una mala persona y le gusta verlos sufrir.

En el momento en el que Aiko tiene que mudarse de ‘’casa’’ (prácticamente se aloja en un centro de rehabilitación) Punpun no hará más que pensar en posibles futuros y aventuras con ella. La idealiza hasta tal punto, que cree que en el momento en el que la encuentre de nuevo, ella se enamorará de él y lo sacará de sus penas, transportándose a una aventura de ensueño. Su vínculo con Aiko se disipará en la secundaria tras una pelea con su amigo Komatsu por quién tomará su mano y a partir de aquí no aparecerá hasta casi el final de la historia.

A lo largo de todos estos años en los que no se sabrá de su existencia (a excepción de algunas apariciones) Punpun tendrá sentimientos encontrados con la idea que tenía de ella, casi calumniando por haberlo abandonado.

Además, a Punpun le producirá cierto rechazo y envidia por las posibilidades que se le han brindado a ella en los estudios y en el amor, mientras que él sufre en el silencio de su habitación. Se pinta a Aiko como una chica perfecta, dulce, atractiva y encantadora, hipnotizándonos en una gran mentira.

Se cae en la trampa como ingenuos. Probablemente, Aiko sea el personaje más trágico (más incluso que el propio protagonista), triste y malinterpretado de toda la historia. Ese ‘’giro de guion’’ que supone la evolución de un personaje cuya idea del mismo se recalca como perfecta, se desmorona en un par de segundos.

Ya desde el principio de la historia con su sueño, en el que espera a alguien en una orilla y se ve a ella en la lejanía, expresa su sentimiento de soledad, aislamiento y auto insuficiencia (a su vez relacionado con SPOILERS su suicidio en el último tomo).

Otros más obvios ya en el final de la obra, son sus sueños en los que aparece un charco de orina, miedo por (SPOILERS) los azotamientos de su madre cuando se meaba involuntariamente o las apariciones de esta con la barriga llena de sangre, haciendo foreshadowing de su asesinato.

Carga con temores e inseguridades desde la infancia al igual que Punpun. Sin embargo, Punpun (dentro de sus límites) lidia con la imposibilidad de que alguien venga a rescatarlo, mientras que Aiko desesperada se impregna de una mezcla entre el Síndrome del Salvador y el Síndrome de Wendy (brindar su apoyo, ayuda y satisfacción por miedo al rechazo, abandono u odio).

Como era de esperar, Aiko no es capaz de soportarlo y recurre al suicidio. El golpe narrativo (aunque ya se nos hayan dado pistas en sueños y revelaciones) producido en esta escena nos deja descolocados. Es tal el dolor que hasta el mismo dios de Punpun no sonríe, de hecho, está turbado con un rostro triste.

Posteriormente, casi al final del último tomo, Aiko aparecerá en los sueños de Punpun. Muchos podrían decir que es a modo de despedida y de aceptación de su muerte. Ni mucho menos. Actúa como un trauma con el que tendrá que lidiar, atacándole en sus sueños de aquella historia de amor que nunca pudo ser.

Toda la historia reside en una promesa: Punpun nunca abandonaría a Aiko.
La idea principal de la trama es ese choque que se produce por no ser capaz de superar deseos, aspiraciones y anhelos del pasado, proyectando una vida alternativa utópicamente en nuestras mentes. Por eso, no se sabe el rostro de Punpun, de ahí que Aiko sigue apareciendo en sueños. A esto se le suma el porque no se avanza. Porque:

¡¡Tú no mientes, ¿verdad, Punpun?!!

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