Belfast: personal y profunda
Belfast, la nueva película dirigida por Kenneth Branagh, se perfila como una de las grandes favoritas para los premios Oscar. Esta película autobiográfica muestra la infancia del cineasta, que transcurrió durante los disturbios de Irlanda del Norte en 1969.
El director irlandés nació en 1960 y, además de su trabajo en la industria cinematográfica, también se desempeña como actor y guionista. Como cineasta, cuenta con una filmografía que incluye tanto proyectos personales como encargos. Entre los proyectos encargados se encuentran películas como Thor, Jack Ryan: Operación Sombra y la adaptación en live-action de Cenicienta, entre otros. En estos encargos se percibe que no se refleja completamente la personalidad de Kenneth. En su carrera como actor, ha participado en las dos últimas películas de Christopher Nolan y en sagas populares como Harry Potter.
Belfast marca el regreso del director a un proyecto personal que llevaba años deseando realizar. La película presenta, desde la perspectiva de un niño, la situación de un momento político conflictivo. Esta disputa se desarrolla en una única calle, donde algunos residentes son católicos y otros son protestantes.
A lo largo de los años, se han visto películas con una premisa similar, donde se coloca a un niño como protagonista y su inocencia se convierte en una herramienta para desarrollar el drama. En este caso, las imágenes capturadas con un estilo cautivador logran fusionarse de manera justificada con el drama, reflejando la forma en que este joven percibe el mundo que lo rodea.
La puesta en escena es uno de los grandes atractivos de la película. Utiliza el blanco y negro de manera similar a cómo lo hizo Alfonso Cuarón en Roma. Además, se percibe un toque reminiscente de Wes Anderson tanto en la posición de los personajes como en la arquitectura empleada.
En colaboración con el director de fotografía Haris Zambarloukos, logran mostrar un sentido de orden dentro del caos en el que se ambienta la película. Tanto los planos como los movimientos de cámara se caracterizan por su precisión, lo cual en su mayoría funciona de manera efectiva.
Las actuaciones de los actores son uno de los puntos destacados de esta película. El vínculo que el niño establece con tanto los personajes principales como los secundarios es efectivo. Además, la película incorpora varios elementos relacionados con la cultura pop, donde el director demuestra cómo estos elementos han influido en la formación de su estilo.
Además, logran hacer un uso del color junto con el blanco y negro que resulta seductor y efectivo. En cuanto a la banda sonora, incorporan diez canciones de Van Morrison que sirven como un apoyo para que el espectador pueda empatizar aún más sin sentirse abrumado.
En general, esta película es personal y profunda, y por méritos propios se posiciona como una de las principales favoritas de cara a los premios Oscar.