Spider-Man: No Way Home, una larga espera que supo a poco
La tercera entrega de Spider-Man prometía mucho según lo que Marvel y Sony mostraban en los trailers meses atrás. La trama, la acción y el tono dramático que se planteaban eran bastante interesantes. Es innegable que la idea es buena, especialmente teniendo en cuenta la presencia de los villanos de las dos sagas anteriores de Peter Parker.
La película es sin duda un homenaje a las dos sagas anteriores, no solo en términos de personajes, sino también al destacar el estilo y la esencia que cada una de ellas tenía. Se hace honor al trabajo de los directores y del equipo detrás de las cámaras. Esto será fácilmente apreciado por los espectadores y la mayoría de los fanáticos del personaje. Sin embargo, esto no significa que la película no pudiera haber sido aún mejor.
Antes de su lanzamiento, se hablaba de esta película como el próximo gran evento cinematográfico después de Endgame. Si bien se podría considerar así dentro del universo de Spider-Man, no alcanza los mismos niveles en términos de historia, drama y acción.
Se plantea la cuestión sobre el uso del fanservice, ya que la idea es que no solo funcione para complacer a los fanáticos. Si se utiliza de manera excesiva, puede desmoronar una película por sí sola. Además, existe la preocupación de que el propósito de esta cinta no logre impulsar a las otras sagas, lo cual anularía el intento de ofrecer algo diferente en esta entrega.
No resulta cutre, pero es cierto que no logran rendir un verdadero homenaje al Doctor Octopus. Optan por darle un tono cómico, en ocasiones abusando de ello, con el fin de generar empatía fácilmente con el espectador a través del fanservice. Si bien es cierto que esta película tiene una mirada hacia el futuro, especialmente en términos de tramas argumentales, no logra elevar a las otras sagas, quedando en cierto modo cohibida en su intento.
A pesar de la inclusión de numerosos nuevos personajes en el universo del UCM, la película continúa centrándose en los protagonistas principales de la saga actual. En esta ocasión, Tom Holland recupera el carácter dramático y emocionante propio del Spider-Man de los cómics. Junto a Lobezno y Daredevil, es uno de los personajes que ha experimentado mayores dificultades, y en esta cinta se decide otorgarle un gran peso dramático.
Además, se dedica atención a los personajes interpretados por Zendaya y Jacob Batalon. En esta ocasión, su papel adquiere mayor relevancia, pero aunque en algunos momentos resulta efectivo, no logra generar una gran emoción. No acapara en absoluto la parte más espectacular de la película.
La película no se limita únicamente a las apariciones de personajes. También se realizan homenajes claros a momentos icónicos de las sagas anteriores, y se los recupera de manera efectiva, permitiendo que la película avance. Sin embargo, en algunas ocasiones se ve forzado el progreso de la trama, incluso cuando el motivo detrás de ello carece de sentido.
En comparación con las entregas anteriores del Universo Marvel, esta película no se destaca como la mejor, a pesar de los elementos mencionados que facilitan su disfrute. La idea de la trama, al igual que en Spider-Man: Into the Spider-Verse, toma mucho del material de los cómics del personaje. En los cómics de Spider-Man, se juega mucho con la idea de juntar personajes de diferentes realidades, y esta premisa está tan presente en la película que la hace muy disfrutable.
En general, no se puede considerar como el mejor proyecto de Marvel de este año ni siquiera como la mejor película de Spider-Man. Sin embargo, en comparación con otras cintas estrenados en 2021, es la que más avanza y muestra más detalles sobre el futuro del Universo Cinematográfico de Marvel.