Los Asesinos de la Luna, Scorsese deslumbra en 2023

Recuerdo con vaguedad ese día de verano cuando apenas tenía 10 años y me topé, en el piso de verano de mis padres, con la primera película de Martin Scorsese que se cruzó en mi camino, La invención de Hugo. Pero hagamos un salto en el tiempo, justo dos años después, cuando pude disfrutar por completo de la obra de este maestro del cine. Ahí fue cuando me enfrenté a El lobo de Wall Street, y puedo decirles que la experiencia no tuvo desperdicio.

Todo comenzó con mi padre que al recogerme del instituto, durante una semana entera, no paró de hablar de la película y dejó muy claro que, a mis tiernos doce años, no estaba permitido para mí. En ese instante, supe que no había otra opción, debía verla por mí mismo. Y, lo confieso, a esa edad, la historia cargada de sexo y drogas me atrapó con un inesperado frenesí.

Transcurrieron diez años hasta que finalmente tuve la oportunidad de disfrutar de mi primera experiencia en la gran pantalla con una película de Martin Scorsese, en versión original y acompañado de un buen cubo de palomitas. Más de tres horas de película.

El proyecto Los Asesinos de la Luna es una obra a la que el director ha dedicado su pasión durante mucho tiempo, habiendo intentado llevarla a cabo años atrás. La película aborda la historia de la tribu Osage en Estados Unidos, misteriosamente diezmada en la década de los años 20, desencadenando así una profunda investigación a manos del FBI.

Con una duración que roza las tres horas y media, es probable que hayas leído o escuchado en diversas críticas que cada minuto de metraje resulta plenamente justificado. No solo se debe a la importancia de la película en sí, sino también a la habilidad con la que se maneja el ritmo, a pesar de algunos altibajos en el desarrollo de la trama.

La edición se ha realizado con tanta destreza que la extensa duración pasa desapercibida; parece más bien una película de dos horas. Y, siendo obra de Scorsese, la cinematografía no decepciona en absoluto.

Es más que probable que todas las actuaciones clave en esta película reciban nominaciones al Oscar, como seguramente sucederá con Oppenheimer. Destaca especialmente la interpretación de Lily Gladstone en el papel de Molly Burkhart, una mujer que se une en matrimonio con el personaje de DiCaprio.

La inmensa riqueza del pueblo Osage, derivada del petróleo descubierto en sus tierras bajo su control, constituye el núcleo de la trama. A lo largo de la película, se asiste a la gradual y escalofriante aniquilación de los Osage en sus tierras, mientras individuos siniestros operan en las sombras, con la intención de asegurarse herencias y acumular sumas de dinero en sus propios bolsillos.

Dado que este aspecto de la historia a menudo se ha mantenido en la penumbra y rara vez se ha debatido, la importancia de esta película radica no solo en educar al público sobre este oscuro capítulo de la historia estadounidense, sino también en establecer conexiones alarmantes con la realidad actual. Una vez más, se nos recuerda que la historia puede repetirse de manera espeluznante en días que son igualmente aterradores.

Lo más espeluznante de la película reside en esas primeras conversaciones entre los personajes, mientras están sentados en la mesa cenando. Hablan sobre cómo podrían acumular riquezas, y en esas charlas, el más mínimo indicio de maldad se insinúa de manera sutil.

No es que pronuncien palabras incriminatorias directas, pero se percibe claramente que las están pensando. Tras bastidores, uno llega a comprender cómo opera esta maquinaria, por así decirlo. Son precisamente esas conversaciones iniciales, lo normal que parece la situación, que resulta inquietante.

En realidad, bajo la superficie, estoy hablando de crímenes motivados por el odio y la violencia racial. Lo que resulta interesante es que, al principio, para todos los que rodean a algunos de estos personajes, todo parecía completamente inocente.

Es precisamente por ello que todas las actuaciones resultan notables. DiCaprio, una vez más, demuestra su valía. Se enfrenta a un desafío considerable, ya que su personaje no es exactamente un héroe, y logra dar vida a una interpretación llena de conflictos y matices, pues su amor por esta mujer lo envuelve. De hecho, su desempeño me recordó en ciertos momentos a Jack Nicholson, especialmente por su dominio de las expresiones faciales.

Robert De Niro, una vez más, demuestra su maestría en esta película. En las obras de Scorsese, nunca defrauda. No obstante, debo confesar mi desconcierto con la inclusión de Brendan Fraser en la película, ya que su actuación, en mi opinión, carece de sentido y no estuvo a la altura de las circunstancias.

Es todo un privilegio, en este 2023, poder disfrutar en la gran pantalla de una nueva película del talentoso director. Ver esta película con su elenco y esta historia es una experiencia que merece la pena vivir en el cine. Es una película notable, con un ritmo envolvente, diseñada para aquellos que saben apreciar el arte del cine.

 

 

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