Oppenheimer, un nuevo logro notable para Nolan

Oppenheimer, la película escrita y dirigida por Christopher Nolan y protagonizada por Cillian Murphy, aborda la exploración de la vida real de J. Robert Oppenheimer, el ilustre científico americano reconocido como el padre de la bomba atómica.

Cuando Nolan lanza una nueva película, siempre hay una gran expectación. No es para menos, ya que cuenta con una filmografía notable y se destaca como uno de los pocos directores actuales que verdaderamente se preocupa por el cine, recibiendo los recursos necesarios para llevar a cabo sus obras y beneficiar así a la industria. Su enfoque práctico es admirable, minimizando el uso de CGI y apostando por una realización que resalta la autenticidad en cada escena.

Esta nueva película muestra una ambición desmedida, algo característico del cine del director, lo cual es motivo de muchas críticas hacia él. Como siempre, al estrenar una nueva película, una parte de la audiencia reacciona negativamente y detesta su estilo cinematográfico.

La razón detrás de las críticas puede estar relacionada con su posición privilegiada, la cual es bien merecida, ya que es uno de los pocos directores capaces de atraer al público a las salas de cine, independientemente de las tendencias que dominan el cine norteamericano contemporáneo.

En la actualidad, la industria ha cambiado significativamente, lo que dificulta que cualquier director pueda realizar películas como las de Nolan. Los estudios están cada vez más enfocados en lo que producen y buscan resultados comerciales. El cine de Nolan, caracterizado por sus estructuras narrativas complejas, puede no ser del agrado de todos, ya que a veces la audiencia no se siente conectada con ellas.

Me recuerda al gran director y maestro Stanley Kubrick, sobre todo por su obsesiva búsqueda de la perfección. Sin embargo, esa misma obsesión puede generar cierta aprehensión hacia el director.

También se le critica a Nolan por el éxito de taquilla de sus películas, algo que comparte con Steven Spielberg en gran parte de su carrera. Al igual que Spielberg, durante décadas fue cuestionado por hacer cine comercial que agradaba a todos los públicos.

Parece que una parte de la crítica se niega a considerarlo entre los mejores cineastas debido a su asociación con las películas de Batman. A pesar de que El caballero oscuro ha sido elogiada como la mejor película de superhéroes, en mi opinión, se queda lejos de alcanzar esa distinción.

Con su nueva película, Nolan cambia de escala pero no de técnica ni lenguaje. Aunque se aleja de la ciencia ficción y la acción, mantiene su sello característico en las imágenes. Es curioso que, a pesar de su extensa duración, la historia se mantenga intimista.

Son tres horas de duración en las que se sumerge en un denso diálogo que atraviesa la mente de Oppenheimer, siendo testigos de sus más profundos pensamientos a lo largo de la película. Estas secuencias resultan deslumbrantes y están combinadas con la banda sonora creada por Ludwig Göransson.

Es difícil saber por dónde empezar después de ver esta película. Nolan demuestra su maestría en la edición, logrando que la trama no se sienta pesada en ningún momento. El diálogo entre los actores fluye con un ritmo acelerado, al igual que los saltos en el tiempo y las escenas. A pesar de sus tres horas de duración, la película no da la sensación de ser extensa.

Es imposible apreciar todos los detalles a la perfección en el primer visionado, ya que la película cuenta con numerosos personajes y momentos a lo largo de su trama. Nolan decide darles un segundo plano a ciertos momentos, lo que podría hacer que se sientan menos destacados en lo que respecta a su desarrollo cinematográfico.

Lo menciono como un cumplido. En esta película, el director logra que los actores encarnen a personas  de manera normal y corriente, a pesar de su complejidad. Además, el reparto está lleno de talentosos actores galardonados con premios Oscar. De alguna manera, parece una película al estilo de Wes Anderson, donde incluso algunos actores tienen apenas dos escenas, pero eso es parte de la forma en que Nolan aborda a estos intérpretes. Los trata no como celebridades, sino como auténticos personajes que dan vida a través de sus actuaciones.

Se hace evidente que algunas escenas tienen un toque documental. La cinematografía es impresionante y técnicamente sólida, pero son las actuaciones las que realmente brillan en este filme. Robert Downey Jr. ofrece una interpretación magistral, quizás su mejor desde Kiss Kiss Bang Bang. Aunque disfruto de su papel como Iron Man, ha estado interpretando al mismo personaje durante años. Sin embargo, no me sorprendería verlo nominado como mejor actor de reparto, ya que su desempeño en esta película merece reconocimiento.

Ahora hablemos de Tommy Shelby, perdón, digo Cillian Murphy. Es la primera vez que vemos a Murphy como actor principal en una película de Nolan, y sin duda merece una nominación al Oscar por su trabajo. Su interpretación es simplemente estupenda, logrando capturar las similitudes entre su personaje y el científico Oppenheimer de una manera cautivadora. En cada escena, va más allá de sus atrapantes ojos azules.

El resto del reparto también es excelente, a pesar de tener un tiempo limitado en pantalla, como es el caso de Emily Blunt o Florence Pugh. Habrá quienes encuentren esta película un tanto aburrida debido a su extensa duración, su enfoque en el drama, algunas escenas en blanco y negro y la abundancia de diálogos.

En general, Oppenheimer es un logro monumental. Se percibe que se ha llevado a cabo un profundo estudio en la creación de cada uno de los personajes. J. Robert Oppenheimer es retratado como una figura compleja, que fácilmente puede ser interpretada como un héroe o un villano. La película logra mantener un equilibrio magistral al explorar su legado y las controversias que lo rodean.

 

 

 

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