Transformers: El despertar de las bestias, una saga que decepciona

En este vasto universo de preferencias y gustos, cada uno de nosotros atesora un secreto oscuro, una fuente de placer que rara vez revelamos al mundo. Un gozo que, en la penumbra de nuestras elecciones culturales, se presenta tímidamente. En mi caso, este enigma del que hablo reside en el séptimo arte, en una franquicia cinematográfica que ha sido objeto de críticas desfavorables: mis queridos Transformers.

Sin embargo, la quinta entrega marcó un punto de no retorno al dejarme profundamente desencantado. Seguía manteniendo la esperanza de que la película de este año pudiera rescatar la saga, al igual que lo hizo Bumblebee. Agradezco la oportunidad de verla antes de su estreno, evitando así gastar un solo euro. Este nuevo filme ha confirmado que ni siquiera mi placer culpable pudo escapar de una nueva desilusión.

Transformers: El Despertar de las Bestias, bajo la dirección de Steven Caple Jr., nos traslada a los años 90, situando la acción en el corazón de Brooklyn. La trama sigue las peripecias de Noah, un joven habitante del distrito, y Elena, una investigadora de artefactos. Ambos se ven atrapados en un conflicto, donde Optimus Prime y los Autobots se enfrentan a un nuevo adversario.

La película toma su inspiración de la serie de televisión de 1996, Beast Wars, que supo capitalizar el momento destacado que vivía la animación. En aquel entonces, la animación por computadora estaba en pleno auge, y películas como Toy Story demostraban su potencial revolucionario. Aunque hoy en día pueda parecer algo rudimentaria en comparación, la mencionada serie de Transformers supo sacar provecho de aquel avance.

Los fanáticos llevaban tiempo esperando que la saga Transformers abrazara los elementos de Beast Wars. Finalmente, en esta última entrega, se ha cumplido ese deseo. Sin embargo, la aparición de los Maximals en la película no ha alcanzado la prominencia que esperaba. Aunque, honestamente, no puedo decir que me sorprenda, ya que cometieron un error similar en el pasado con los Dinobots.

Los elementos icónicos que definieron la serie original se ven drásticamente reducidos en esta entrega, lo cual resulta lamentable. La trama de Beast Wars tiene un potencial atractivo y esta película habría sido una excelente ocasión para adaptarla de manera efectiva en la pantalla grande.

Sin embargo, al igual que en todas las películas de la saga, la trama sigue centrándose en la interacción entre humanos y robots. Este ha sido un reproche constante hacia la franquicia, argumentando que a menudo hay un exceso de personajes humanos a expensas de darle un mayor protagonismo a los propios robots.

El personaje de Noah, encarnado por Anthony Ramos, se introduce de manera correcta en la película. Se nos presenta su complicada situación económica, su búsqueda constante de empleo, su vida junto a su madre soltera y la enfermedad de su hermano.

El propósito es generar empatía de inmediato hacia el personaje, para que el público se posicione a su favor. Sin embargo, desafortunadamente, en mí no logra despertar un interés genuino en su lucha por superar sus dificultades. Aunque comprendo su situación, no consigo involucrarme en sus esfuerzos ni me importa si logra alcanzar sus objetivos.

En las primeras secuencias que tienen lugar en Brooklyn, se consigue una recreación efectiva de los años 90. Se aprecia el esmero puesto en los detalles, y esto se refleja también en la elección de la banda sonora, que acompaña de manera acertada esta sensación de nostalgia, contribuyendo significativamente a la atmósfera de la película.

El actor Dean Scott Vazquez, que interpreta al hermano de Noah, ofrece una buena actuación en la película. No obstante, su desempeño no logra dejar una impresión duradera, a diferencia de lo que consiguió Archie Yates en Jojo Rabbit. Incluso llegas a desear que el personaje tenga menos tiempo en pantalla, a pesar de su limitada aparición.

Resultó acertada la decisión de no darle un mayor protagonismo, ya que una historia centrada en la relación entre hermanos no habría sido tan atractiva como otras tramas que se desarrollan en la película.

La película resulta amena y resulta complicado no disfrutar de los enfrentamientos entre los robots. Está hábilmente dirigida por el realizador, que ha dejado su huella en producciones de gran presupuesto, como Creed 2. Las secuencias de acción son entretenidas y los efectos especiales están ejecutados de manera impecable.

En lo que respecta a los personajes humanos, como mencioné antes, ninguno logra despertar una gran empatía. ¿Dónde encaja esta nueva entrega en relación a las anteriores de la saga? Sin lugar a dudas, supera a la quinta. Si eres un apasionado de Transformers, es probable que logres disfrutarla, aunque no debes esperar encontrar una visión revolucionaria para la franquicia. A estas alturas, no podemos esperar mucho más de una saga de este tipo.

 

 

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