El lobby de la madurez
Escrito por: Óscar Bueno
‘’Euforia es una de las mejores series que hay. Representa a la perfección todas las cosas por las que tiene que pasar un adolescente’’ ~ Juan, 13 años, tiene que pedirle permiso a sus padres para dormir en casa de su amigo Julián.
¿Qué estamos haciendo mal? La depresión en jóvenes ha subido más rápido que Australia en Eurovisión 2019, cifras de casos de bullying preocupantes que no cesan a pesar de ‘difundirlo’ en colegios (guiño, guiño), una generación perdida y bla bla bla. Ser adolescente en los tiempos que corren es difícil (vivimos con mil comodidades y no nos echan de casa a los 18) y no precisamente tiene que recordárnoslo una gráfica o un porcentaje. La voz de la experiencia habla mucho más alto que un número. La adolescencia moderna, en casi cualquier generación del último siglo, se subdivide en escalafones, igual que los militares. Si estás arriba eres los populares, los que molan y con los que todo el mundo quiere estar. De la misma manera que un alto mando, tu abanico de posibilidades se abre ampliamente y puedes gozar de grandes privilegios. Y si estás abajo, bueno, o eres un NPC promedio o eres ese recluido social que se queda solo en el pasillo escuchando You Won’t Get What You Want con unos auriculares de 2$. Supongo que en una jerarquía americanizada con doble salsa de vintage esto será cierto y al ver el personaje de Rue en Euforia puedes decir ‘’buah es que soy yo literal’’. Los institutos actuales son una locura y, gracias a dios, hay mucha más aceptación. O eso creen los profesores. Los nerds tienen su grupo, los deportistas tienen su grupo y los góticos tienen su grupo (los hipsters han muerto). Hasta los imbéciles tienen su grupo. Ah, y son unos impulsivos. De verdad, no sé a quién se le ocurrió que un chaval que acaba de salir de clase de Historia (al parecer en el cine no existen otras clases que no sean Historia, Matemáticas, Biología, Química o Educación Física) decide ir a un camello para empastillarse hasta las cejas, tener una pelea con ‘Azog’ el orco blanco e ir a una fiesta que parece un concierto de Abel Makkenon. No dignifico los estilos que tanto el grupo de producción artística como el director quieren plasmar en sus obras. De hecho, me encanta la paleta de colores y el ritmo fílmico de la trama. Además, creo que es más que obvio recalcarlo pero: es una serie. Al igual que la mayoría de extractos literarios, se escriben con una intención puramente personal y recreativa de ornamentar lo mundano. Se tiende a entregar una versión más ‘dramática’ para llamar la atención del espectador. Claro, porque un chaval de 16 años tiene físico de culturista IFBB Pro, sabe citar todo el repertorio shakesperiano y sabe cómo recargar una CZ 75 como si fuera un Lego. Incluso con todas estas absurdeces, el problema no es si el protagonista de la serie tenga el libido de un conejo o si es un edgy en potencia, el problema es que no parecen adolescentes (y no lo digo porque los actores tengan entre 23 y 30 años).
La naturaleza adolescente
¿Qué caracteriza a un adolescente? A ver piensa Óscar. De todas las subnormalidades que habrás hecho (como vestir esa sudadera de Creeper durante más de tres años) que te hacía decir << a ver si mi madre deja de darme este tostón profundo sobre la vida y puedo seguir jugando a Star Wars Battlefront>>. Supongo que la inexperiencia, la inseguridad de saltar a un nuevo plano de la vida. Es un proceso de desinfantilización, no tan abrupto como lo puede ser la post – pubertad o la definitiva adultez. De ahí afloran los problemas. Es como una ruptura amorosa: debes afrontar el hecho de que esa pasión inocente y esa exploración cotidiana se reducirá a cenizas. Dios, eso sí que ha sonado edgy. Pero, ¿acaso no tengo razón?
En Euforia (porque es el mejor ejemplo y el único que se me viene a la cabeza), los actores reflejan muy bien ese carácter desenfadado y bipolar, y de forma no irónica, muchas escenas tensas y familiares parecen calcadas a la típica discusión que tienes con tus padres. Lejos de eso y el superlativismo de los colores neones, carece de realismo. ¿Por qué siempre los estudiantes nuevos son tratados como escoria? ¿Qué tipo de discriminación colegial y absurda es esta? Ah, pero también está la posibilidad de que sea un modelo de Invictus. Otra cosa, ¿dónde están los padres? ¿y la supervisión parental? ¿me estás diciendo que yo no puedo salir a la calle sin un abrigo en invierno y un niño americano puede mudarse con todas sus pertenencias a otro estado sin un ‘‘¿a qué hora vienes?’’?
No me rayes
¿Sabéis? Echo en falta una charla de verdad dónde no parece que esté leyendo un script y dónde la acción no se ha forzado por un ‘evento dramático’’. Echo en falta los silencios, como esa escena de <<A Ghost Story>> dónde Rooney Mara no dice absolutamente nada durante más de 5 minutos. Echo en falta decisiones estúpidas sobre momentos estúpidos. Por el amor de dios, somos críos todavía. Que manía con inculcar conductas adultas a adolescentes. Si los adolescentes pasan por algo malo es sobre todo por no saber su lugar en el mundo. Por sentirse incomprendidos, por ser ‘’nuevos’’ en esto que muchos llaman ‘vida’. Suficiente tiene un zagal de tener que enfrentar todos los cambios físico – sociales y personales que el mundo le patea continuamente con el lema ‘’se alguien’’ como para que ahora tenga que preocuparse sobre si es o no la ’hot girl’ o el ‘fuckboy’ de turno.