El sueño de los despiertos
Algunos lo sueñan. Fantasean con el. Lo imaginan. Lo idealizan. Incluso lo anhelan. Otros, lo temen. Eluden su importancia. Son esquivos, rehuyen y se mofan de lo que debería ser una realidad sujeta y erguida, de forma inquebrantable, a nuestro ser como sociedad.
Hoy, en pleno año 2017, la celebración del Día de la Mujer nos recuerda que nos queda mucho por hacer con los ojos abiertos. La radiografía de nuestra humanidad adolece a diario numerosos síntomas de lo que parece ser una enfermedad incurable: Mujeres casadas que no pueden tener pasaporte propio, violencia de género o la innegable brecha salarial son algunas de las señas que nos muestran esta dolencia que padece nuestro mundo, abrumadoramente desigual.
Los que aún mantienen los ojos cerrados, continúan en la caverna de Platón mientras organizaciones de todo el mundo, en más de cincuenta países, secundan hoy un paro laboral con motivo de lo que para ellos, tan solo es una sombra de la verdad.
Lo consolidado, mientras algunos fingen que todo está hecho, es un discurso sobre los derechos que resulta, hasta ahora, políticamente correcto y algo superficial. Pero la luz de Sol nos invita a creer que no todo está perdido. Somos mayoría. Y el único sueño que nos mantiene vivos y despiertos, es cambiar el mundo y construir realidades.